Ahora me doy cuenta de que sí lo deseaba, pero mis pensamientos no iban en línea con esos deseos, sino que la mayor parte de las veces eran negativos, debido a experiencias de fracasos anteriores.
Además, no entendía otros factores emocionales que afectaban mucho a mi alimentación. Y si no los entiendes, no los puedes manejar. Conseguir ser coherente -con lo que deseas, piensas, dices y haces, diría yo- debe ser más fácil de lo que parece, pero todos tendemos a complicarnos la vida.
Por otro lado está la resistencia de tu cuerpo a volverse a machacar bajando de peso, el mío se resiste con todas sus fuerzas :(
Me temo que tengo que dedicar más tiempo a trabajar mis pensamientos, porque como decía en el post anterior, la mente manda.