Hace un mes que no escribo. No he estado muy animada, ya que después
de un primer intento de arrancar, como contaba en anteriores post, me vine
abajo. ¿Por qué? No tengo ni idea. No logro entender cómo alguien que tiene tan
claro lo que quiere y cómo conseguirlo, no es capaz de llevarlo a cabo. Es como
si una parte de mí no quisiera perder peso y me machacara cada vez que me pongo
a intentarlo.
Pero no pienso tirar la toalla, estoy tratando de entender, de concienciarme,
sigo leyendo, estudiando, y pienso volver a intentarlo, porque voy a adelgazar
aunque sea lo último que haga en mi vida. Lo necesito como respirar, porque me
siento tan triste cada día que pasa sin cuidarme que toda mi vida se ve afectada.
Y no quiero estar así. Quiero dar la vuelta a esta situación y coger las
riendas de mi vida.
Y hablando de riendas, me han contado el caso de un conocido con problemas
de peso que me ha dado mucha pena: su médico le ha prohibido decidir qué comer.
Le ha pedido que escoja a una persona de confianza para que le diga lo que tiene que comer en cada momento del día. Si está en una comida de trabajo, por ejemplo, tiene que llamarla antes de pedir la comida. Me parece horrible, una
anulación brutal de la voluntad de una persona, que en otras facetas de su
vida, como la profesional, es perfectamente válida y capaz de tomar decisiones.
Creo que lo que hay que hacer es precisamente lo contrario, reforzar la
confianza de esa persona para que sea capaz de decidir y no aprovecharse de la
debilidad y la baja autoestima para hundirlo aún más, convenciéndole de que no
puede decidir por sí mismo.
En fin, a lo que nos lleva la deseperación... ¡Ánimo a todos!